Confesar lo autobiográfica que es una canción creo que debe evitarse. Es más romántico y divertido dejar que la imaginación del oyente juegue como quiera. En este caso es muy difícil.
Mi paso por Ibiza no es diferente al de muchos amigos y amigas. En general coinciden muchas cosas entre los niños que gastamos años y vivimos por aquí. Ni más ni menos especial que el resto. Para un madrileño algo práctico y escéptico, como yo era antes de llegar aquí, fue un poco raro al principio escuchar cosas como; “Ibiza te llama, ella te elige” o “La isla o te abraza o te escupe”, “Energía”, “Magias”, “Horóscopos”, “Lunas”, y tantas cosas que siempre estuvieron ahí y de las que yo no hablaba ni pensaba en ellas.
Tampoco quería escribir un himno ni aprovecharme de la belleza de Ibiza para hacer una canción. Solo quería cantar al cambio que había sentido. Nada más.
Y es verdad, todo es verdad, para apreciarlo tuve que abrir un poco el alma y romper con ese conocimiento que traía incrustado por la vida que había llevado hasta llegar a Ibiza. Es mi caso. Supongo que estas aperturas mentales se pueden tener en cualquier lugar del mundo. A mí me sucedió aquí.
Desde que comencé a sentir este cambio pensé que sería maravilloso poder transmitirlo en una canción. El proceso fue muy simple, escribí una historia basada en esta experiencia. Alfonso Samos compuso la mejor música posible para este relato (comprendió a la perfección el mensaje y la intención) y la letra salió como sale la cerveza de un grifo. Ya estaba escrita, cuando la estaba escribiendo ya estaba escrita, fue muy rápido, quizá sea la magia esta de la que hablábamos.
“Adultos que son niños hoy pasean por aquí
En el Anita un buen payés nos habla de Berlín
Su lado oscuro existe y te puede confundir
También si gritas a su Reina podrás reconducir”
Gracias por leerme.
Zerro