Parte 1. La idea y la preparación.

El disco lo grabamos en mayo de 2021 y pensamos que lo lógico era presentarlo con toda la banda en Ibiza. Tras algunos años tocando en los bares de Ibiza habíamos generado algo de público y tenía bastante sentido hacerlo allí. Fue el primer concierto con banda, no teníamos ni idea de lo que íbamos a conseguir.

Intentaré relatar como lo vivimos desde dentro.

Es Pins es de los mejores sitios del mundo, un restaurante y un chillout más que golfo, donde, en condiciones normales uno se puede encontrar a altas horas de la noche a un camarero, que está haciendo la temporada en Ibiza,  comiéndose un entrecot tras su dura jornada, mientras en la barra vuelan los chupitos y un vacile máximo entre ibicencos, residentes y algún que otro turista despistado. Los lunes hay flamenco y durante la semana se hacen conciertos muy divertidos. Todo mola. Los de fuera rápidamente aprendimos que a Es Pins hay que llegar tarde. A los mandos de esta nave de golf@s maravillosos están los hermanos Beatriz y Vicente Curreu (Vicentito para los amigos). Ellos me habían contratado al menos tres veces antes de la pandemia para hacer conciertos en Es Pins, sin duda alguna, fueron los mejores de Ibiza antes de llamarme Zerro, el público se calienta muy rápido y el garito tiene ese “no sé qué”  inexplicable, que hace que se creen atmósferas únicas. Un gran club. Un sitio único.

Tras mi último concierto de versiones allí, Vicente y yo (copa en mano) acordamos en un contrato (de los de servilleta) que si algún día yo grabase un disco, lo presentaría en su casa.

Trasladé esta idea a Alfonso Samos, él confió bastante en nuestro criterio pero debo reconocer que hasta que no pasó todo no descansé. Temía defraudarle, o que pensara que habíamos hecho algo ridículo. Bueno, estas presiones e inseguridades que tenemos los artistas en tantas ocasiones.

Después de estos pactos y estos tragos nos llegó el segundo verano de la pandemia. Durante el verano de 2019 Es Pins fue un espejismo de lo que conocíamos ya que no se podía estar de pie, el baile estaba prohibido, etc. (Algún día nos daremos cuenta de la barbaridad social que hemos vivido tan recientemente.).  Beatriz y Vicente decidieron que el verano de 2021 Es Pins no abriría sus puertas en toda la temporada. Tenía sentido, las restricciones horarias y el aforo limitado impedían que Es Pins fuese el Es Pins que todos queremos. Aun así  yo le llamé, y le dije que teníamos un pacto, a lo que él me respondió, con la maravillosa locura que caracteriza a Vicente; “pues tendremos que abrirlo, aunque solo sea ese día. Hablaré con mi hermana. Qué le vamos a hacer”. Magia.

La apuesta estaba hecha, marcamos una fecha que, como no podía ser de otra manera, se cambió varias veces. Sirva este inciso para comentar que para los músicos una de las tareas más difíciles de llevar a cabo, no es otra que la de cuadrar las agendas de todas la personas que hacen falta para poder hacer un show como el que nosotros queríamos hacer.

Tras esta decisión tuvimos unas cañas maravillosas en el Bar Anita donde Fernanda, compañera mía de tantos líos, se subió al barco con la complicidad y las ganas de aportar que siempre ella tiene. Y ahí estábamos, con una fecha y la presentación de un disco por hacer. Nadie había escuchado nada de Zerro aún, de hecho estas conversaciones se produjeron antes de la grabación del disco. Fue una verdadera apuesta por parte de tod@s.

Una vez se coordinaron las agendas de los músicos, se organizó toda la logística de transportes, alojamientos, comidas, cenas y más cosas. Un verdadero gozo ha sido y es, ver como verdaderos amigos arrimaron el hombro para que todo saliera bonito. No queríamos hacer un concierto, quisimos hacer un evento especial, crear una atmósfera de amor y rocanrol. Corazones y chupitos.

No voy enumerar a todas las personas que participaron porque resulta realmente aburrido para el que lo lee, pero puedo decir con orgullo que más de veinte personas (sin contar el personal de la sala ni el personal técnico) se implicaron de una manera u otra en la puesta en marcha de estos dos conciertos. Pusimos las entradas a la venta y en menos de diez días vendimos todo el papel, abrimos una segunda fecha que llenamos en un ochenta por cierto. Un regalo. Teniendo en cuenta que las personas que vinieron lo hicieron porque se lo pedimos personalmente de una manera u otra. Vaya público.

Fernanda se ocupó de la decoración de Es Pins, trajo plantas, alfombras, corazones rojos, velas, pulseras y la madre que la parió. También trajeron el camión en miniatura del Bar Anita que presidió la entrada al concierto. Azafatos, recepcionistas, aparcacoches, y la maravillosa colaboración de las chicas de Entrecalas para el catering. Más o menos así llegamos al día del concierto.

Procuraré describir las sensaciones que tuvimos durante los días 15 y 16 de julio de este año en la siguiente entrada de este blog.

Gracias por leerme.

Zerro